Bajo el título «Lo fantástico», Panini ha reeditado hace unas semanas (en tomo Marvel Deluxe) los dos primeros arcos argumentales de Ultimate Fantastic 4. Como me perdí la primera edición en grapas, de la que sólo pillé un par de números, he decidido agenciarme el volumen a la espera de reencontrarme con los Mark Millar y Brian M. Bendis de aquella época, dos bestias del medio que, al frente de la línea Ultimate, estaban escribiendo en aquellos años (2004 y posteriores) lo mejor que se publicaba por aquel entonces en el cómic USA mainstream: The Ultimates, Ultimate Spiderman y Ultimate X-Men.
Ciertamente, esta versión ultimatizada de los 4F mantiene algo de la magia de aquellos días, pero, ni mucho menos, está a la altura de las tres colecciones antes mencionadas. Con un argumento ideado al alimón por Millar y Bendis y con unos diálogos escritos por este último, el primer arco argumental revisa el origen de estos superhéroes presentándonos a unos protagonistas adolescentes liderados por un Reed Richards superdotado y una inteligente y madura Sue Storm, el personaje que más evoluciona respecto a la versión original. En este remake se cambia la causa de los superpoderes: el conocido viaje espacial y el baño de rayos cósmicos (algo muy de la obsesión sesentera por la conquista del espacio) deja paso a un fallido experimento de teleportación a través de la Zona Negativa, un fracaso de Richards que define la culpabilidad y responsabilidad hacia sus compañeros que sufre el genio, recuperando los viejos esquemas de interacción entre los componentes del grupo, especialmente entre Richards y Ben Grimm (La Cosa).
La historia tiene un comienzo sólido, la reinterpretación y narración del nuevo origen de los 4F está correctamente actualizado, siendo bastante creíble en el marco de la ciencia ficción contemporánea. Esta primera historia tiene mucho de la «grandilocuencia realista» de Millar y de los diálogos fluidos que tanta fama le han dado a Bendis; además, el dibujo de Adam Kubert acompaña a la perfección, demostrando que la apuesta de Marvel era potente al reunir en la colección a las tres firmas más prestigiosas de la línea Ultimate. Sin embargo, el conjunto tiene un tono general desangelado difícil de explicar, como si resultara demasiado evidente que es un trabajo de encargo y no un proyecto personal que cuenta con la implicación de los autores.
La prueba palpable es que, una vez concluye el primer arco argumental que lanza la serie, el equipo creativo cambia inmediatamente dando paso al solvente dúo formado por Warren Ellis al teclado y Stuart Immonen a los lápices. La decisión parece acertada, ya que Ellis es unos de los guionistas en cartera de las grandes editoriales con más gusto para la ciencia ficción, un género literario del que las colecciones de los 4F siempre han sido directas deudoras. Pero el segundo arco argumental («Muerte»), escrito por Ellis y protagonizado por el archienemigo de «la familia más conocida del mundo», baja bastantes enteros para mi gusto, resultando elegante en la concepción del personaje pero mucho más aburrida en el desarrollo del relato. Asimismo, la salida de Kubert y la entrada de Immonen sí que supone un descenso de calidad bastante notable en las ilustraciones.
En definitiva, un cómic entretenido, sobre todo en una primera mitad escrita con bastante ritmo y buenas ideas iniciales, pero cargada de clichés y lugares comunes, y con una segunda parte que, presumiblemente, describe lo que será el tono general de la colección. Al menos hasta el retorno de Mark Millar unos números más adelante. Está bien, pero yo recomendaría gastaros el dinero en algunas de las recientes novedades del Salón del Cómic. 6